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sábado, 31 de diciembre de 2011

El Crash Course


El norte-americano Chris Martenson se doctoró en ciencias en la Duke University (Durham, North Carolina). Es autor del Crash Course (http://www.chrismartenson.com), que rápidamente recibió grandes elogios y alcanzó una enorme popularidad en su versión inglesa original. El Crash Course pretende ayudarles a comprender la naturaleza de algunos retos de extraordinaria gravedad para nuestra economía y su futura prosperidad. Lo que están ustedes a punto de ver es una versión muy resumida de un seminario de entre 6 y 8 horas que Chris Martenson ha estado impartiendo desde hace cuatro años en su país, Estados Unidos.

Gracias a Manuel Talens, quien ofreció gratuitamente su tiempo y esfuerzo para traducirlo al español, nos complace presentarles el Crash Course de Chris Martenson en español. Esperamos que les sea provechoso.

Introducción - El Crash Course con Chris Martenson
Capítulo 1 - Tres Creencias.
Capítulo 2 - La Sigla "EEMA"
Capítulo 3 - Crecimiento exponencial
Capítulo 4 - El problema es la función exponencial
Capítulo 5 - Crecimiento frente a prosperidad
Capítulo 6 - ¿Qué es el dinero?
Capítulo 7 - Cómo se crea el dinero
Capítulo 8 - La Reserva Federal
Capítulo 9 - Una brevísima historia del dinero
Capítulo 10 - La inflación
Capítulo 11 - ¿Cuánto es un billón?
Capítulo 12 - La Deuda
Capítulo 13 - La incapacidad para el ahorro
Capítulo 14 - Activos y Demografía
Capitulo 15 - Burbujas
Capítulo 16 - Las cuentas no cuadran
Capítulo 17a - El pico del petróleo
Capítulo 17b - Economía de la energía
Capítulo 17c - Energía y Economía
Capítulo 18 - El Medio Ambiente
Capítulo 19 - El Incierto Futuro
Capítulo 20 - Parte 1 - ¿Qué debo hacer?
Capítulo 20 - Parte 2 - ¿Qué debo hacer?
Capítulo 20 - Parte 3 - ¿Qué debo hacer?

lunes, 12 de diciembre de 2011

Vincent Navarro. Catedrático de Políticas Públicas.

Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra




Para qué sirve un banco central? Una de las actividades que un Banco Central realiza en un país es imprimir dinero para, entre otras cosas, comprar la deuda pública de su Estado y con ello bajar los intereses que tenga que pagar su Estado para poder vender sus bonos públicos. De esta manera, cuando los mercados financieros quieren especular sobre el precio de tales bonos públicos (promoviendo en los medios de información, con ayuda de las agencias de calificación de riesgos como Standard & Poor’s, que los estados no podrán pagar los intereses de tales bonos, forzándoles a pagar unos intereses muy altos para poder vender sus bonos –lo que se llama prima de riesgo–), entonces el banco central hace funcionar sus imprentas y produce moneda con la cual comprar su deuda pública, defendiéndola frente a la especulación. Esto es lo que hace un banco central digno de su nombre. Ni que decir tiene que hay también riesgos en imprimir mucho dinero, porque, cuando hay mucha moneda, puede incrementarse la inflación. Pero la inflación en la eurozona no es un problema. Antes al contrario, es demasiado baja, dificultando el crecimiento económico, que es el mayor problema de esta comunidad monetaria.

El problema con la deuda pública de los países de la eurozona es que sus bancos centrales no pueden imprimir dinero ni tampoco pueden comprar su deuda pública. Los estados están totalmente desprotegidos. De ahí que todos (desde Grecia hasta Alemania) tienen o tendrán problemas con su deuda pública. El único banco central que puede imprimir dinero es el Banco Central Europeo (BCE). Pero el problema con este es que no actúa como un banco central, es decir, no compra los bonos públicos de los estados miembros, ni tampoco presta dinero a los estados. El famoso artículo 123 de su reglamento lo dice muy claro. El BCE no podrá comprar deuda pública de los estados. Estos no pueden hacer nada frente a la especulación de los mercados financieros.

Los que sí pueden pedir prestado dinero al BCE son los bancos privados, y lo pueden conseguir a unos intereses bajísimos, al 1,25%. En cambio, los estados tienen que pedir prestado dinero a los bancos, pagando unos intereses elevadísimos, incluso del 7%, como es el caso de Italia (en España es el 6,5%). Este arreglo es una bonanza para los bancos privados. Consiguen dinero fácilmente del BCE y con ello compran bonos públicos que les producen una rentabilidad del 6% o del 7% de lo que compran. El BCE actúa de esta manera, privilegiando a los bancos privados sobre los estados, transformándole en un lobby de la banca.

Como consecuencia de esta situación, los estados se tienen que endeudar más y más y deben mucho dinero a los bancos privados. Y ahí está la raíz del mal llamado problema de la deuda pública, que es incluso más acentuada en aquellos países como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, que habiendo estado gobernados por las derechas por la mayoría del periodo posterior a la II Guerra Mundial, tienen estados muy pobres (sus ingresos al Estado son muy bajos: España, por ejemplo, sólo representa un 34% del PIB, frente al 44% en el promedio de la UE-15 o el 52% en el caso de Suecia), resultado de unas políticas fiscales muy regresivas y de un enorme fraude fiscal (en España se calcula que alcanza unos 65.000 millones de euros).
La deuda pública de estos estados ha ido creciendo, no porque su gasto público haya ido creciendo (como los autores neoliberales erróneamente indican), sino porque han cambiado de banco. En lugar de conseguir dinero de su propio banco central, ahora tienen que pedir prestado dinero a los bancos privados. En realidad, si pudieran pedir prestado dinero al BCE a unos intereses de 1,25% (como los bancos privados), no habría ningún problema con su deuda pública. (Ver Ellen Brown, The European Central Bank withholds relief while Rome Burns). Y ahí está la raíz del problema. Se ha diseñado un sistema en la eurozona en el que los estados dependen de la banca privada para conseguir dinero. Y esta es una realidad que el lector raramente leerá en la prensa financiera o económica.

Los bancos se forran a costa del endeudamiento de los estados. Un círculo virtuoso para la banca. Pero la situación es incluso peor que la ya descrita, pues el BCE, al romper con el espíritu del famoso artículo 123, comprando deuda pública a estados como España e Italia, ha puesto como condición que los salarios y la protección social disminuyan, acentuando la necesidad de privatizar el Estado del bienestar, tanto sus transferencias públicas como las pensiones, así como los servicios públicos como la sanidad.

Estas condiciones están escritas en una carta, no conocida por el público, que el entonces gobernador del BCE, Jean-Claude Trichet, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, escribieron al presidente Zapatero condicionando la compra de bonos públicos del Estado español a la toma de tales medidas por parte del Estado español.

Un tanto semejante ha ocurrido con Italia. ¿Por qué hacen tal petición en su carta? En teoría, esta reducción de los salarios y de la protección social se exige para aumentar la competitividad de la economía española y salir así de la recesión. Este es el argumento neoliberal hoy en boga. Es fácil de demostrar que este argumento carece de credibilidad. Suecia es el país con salarios más elevados y con mayor protección social, y su tasa de crecimiento económico es de un 5,6%, uno de los más elevados de la Unión Europea. La explicación real es que, por una parte, el descenso de los salarios aumenta el endeudamiento de la población (lo cual es bueno para la banca) y, por otra, la privatización de las transferencias y de los servicios del Estado del bienestar son la generalización de la deseada privatización de las pensiones públicas y la privatización de la sanidad, el sueño de la banca y de las compañías aseguradoras. Y lo están consiguiendo.

sábado, 3 de diciembre de 2011

THRIVE (PROSPERAR) "El mundo está despertando" (Documental completo en Español)





THRIVE (PROSPERAR) es un documental poco convencional que levanta el velo de lo que realmente pasa en nuestro mundo, y que nos permite ver el descubrimiento de la consolidación global de energía en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Tejer avances en la ciencia, la conciencia y el activismo, THRIVE ofrece soluciones reales, nos da el poder con estrategias audaces y sin precedentes para la recuperación de nuestras vidas y nuestro futuro.

Científicos, líderes espirituales y grandes personalidades se unen aquí para levantar su voz: Duane Elgin, Nassim Haramein, Steven Greer, Jack Kasher, Daniel Sheehan, Adam Trombly, Brian O’Leary, Vandana Shiva, John Gatto, John Robbins, Deepak Chopra, David Icke, Catherine Austin Fitts, G. Edward Griffin, Bill Still, John Perkins, Paul Hawken, Aqeela Sherrills, Evon Peter, Angel Kyodo Williams, Elisabet Sahtouris, Amy Goodman, and Barbara Marx Hubbard.

EN CUALQUIER CASO IMPRESCINDIBLE!

domingo, 4 de septiembre de 2011

La doctrina del shock

Este vídeo analiza cómo los poderes en la sombra utilizan la técnica "problema-reacción-solución" contra los pueblos. Crean ellos el problema (las crisis), esperan la reacción de la gente, para luego justificar la implantación de sus soluciones neoliberales.


viernes, 2 de septiembre de 2011

La creación del dinero y la economía especulativa

La creación del dinero y la economía especulativa

Si  hoy se celebrara un debate sobre el Estado del Mundo, debería abrir así: “a día de hoy el 20% de la población mundial supervive con el 85% de los recursos del planeta, mientras el otro 80% de la población mundial sobrevive con el  15% de estos recursos.”

Y ahora la pregunta que se debería hacer es la siguiente: ¿Qué ha hecho tan rica a esa pequeña parte de la población mundial para poder consumir tal cantidad ingente de recursos de nuestro planeta?  La respuesta a esa pregunta tiene fácil respuesta: “la avaricia, el egoísmo y la ignorancia colectiva”.

Avaricia y egoísmo que unos pocos con mucho dinero y poder han puesto en práctica sin el menor de los escrúpulos, a lomos de teorías económicas como las del señor Milton Friedman.

Ignorancia del resto que se ha sumido en el agujero negro de la competitividad y el consumismo, auspiciado por una educación pública que ha propiciado un pensamiento que desplaza al ser humano del centro interés, aupando al dinero como nuevo mesías.

¿Y de dónde ha salido tanto dinero para poder consumir tanto? Para contestar a esa pregunta, primero habría que hacerse esta otra ¿Cómo se crea el dinero? A simple vista la pregunta parece tener fácil respuesta. Todos diríamos que lo crean los Estados que son los que tienen la competencia de la política monetaria. Esa sería la respuesta coherente, pero no es así.

Casi la gran parte del dinero que existe a día de hoy lo han creado los bancos privados y lo han hecho mediante estos tres mecanismos:

·         La refractación del dinero.
·         Los intereses.
·         La titulización de los créditos.

Con estas tres herramientas han conseguido que más del 90% del dinero existente haya sido creado por estos bancos privados, dinero el cual no tiene ningún tipo de respaldo, al margen del que le brinda la famosa “confianza de los mercados”.

Desgranemos uno a uno estos mecanismos:

La refractación del dinero
Imaginemos que creamos un banco. Al margen del capital inicial de constitución, que obviaremos para el ejemplo, un banco cuenta como capital el dinero que deposita el primer cliente. Nos llega un primer cliente y nos deposita 1000€, con lo que nuestro banco ya contaría con esa cantidad de capital. El siguiente cliente que llega a nuestro banco no tiene intención de hacer un depósito, sino pedir un préstamo. Le decimos amablemente que nuestro banco cuenta con un depósito disponible de 1000€, del que sólo le podremos prestar 900€ ya que de ese depósito debemos hacer una reserva del 10% que nos obliga la ley. Conforme el cliente con la cantidad, le concedemos el préstamo de 900€. Acto seguido le abrimos un asiento contable y le ingresamos dicha cantidad que consumirá con posterioridad mediante tarjeta de crédito o por transferencia bancaria, pero el dinero en metálico no lo verá (el 90% de los créditos son hipotecarios y se realizan por transferencia). Al día siguiente entra a nuestro banco otro cliente con la intención de pedir otro préstamo, al que también amablemente le decimos que nuestro banco tiene disponible un depósito de 900€, ya que el de 1000€ inicial ya se ha dispuesto, del cual sólo le podremos prestar 810€ ya que de ese depósito debemos hacer una reserva del 10% que nos obliga la ley. Conforme el cliente con la cantidad, le concedemos el préstamo de 810€. Acto seguido le abrimos un asiento contable y le ingresamos dicha cantidad que consumirá con posterioridad mediante tarjeta de crédito o por transferencia bancaria, pero el dinero en metálico tampoco lo verá. Esta operación se podría realizar hasta diez veces y conseguiríamos prestar con 1000€ la cantidad de 9000€. Es decir, hemos creado 9000€ de la nada, y nuestro banco contaría ahora con un capital de 10.000€.

Los intereses
Partiendo de los 9000€ de capital que tenemos en créditos, ya que casi su totalidad son hipotecarios, podemos decir que de los 9000€ que hemos prestado vamos a recibir un total de 18.000€, puesto que nuestros préstamos hipotecarios nos dan un estupendo beneficio de prácticamente un 100% al final de su amortización. Es decir, hemos vuelto a crear otros 9000€ a partir de los intereses del préstamo, con lo que ya contamos un capital de 18.000€ que han surgido del maravilloso viento.

La titulización de los créditos.
Un día concreto, entramos en la caja de seguridad de nuestro banco a dar una vuelta y nos encontramos con una cantidad enorme de títulos de créditos y, de repente, se nos ocurre que en vez de estar ahí parados cogiendo polvo, pues nos podrían servir para seguir ganando aún más. Como la gran mayoría de estos títulos de crédito son hipotecarios, es decir están respaldados por una vivienda, creamos un fondo de inversión propio en el que, metidos en paquetitos, vamos a ir colocando nuestro títulos hipotecarios para que pujen al mejor postor en el mercado de valores. Como la agencia de calificación de estos títulos hipotecarios es también mía o de algún buen amigo, pues me califican los paquetitos con triple A. Así, al cabo de poco tiempo el valor de mis paquetitos de hipotecas, que tenía un valor de 18.000€, de repente, y por la gran confianza del mercado en mis paquetitos (además de gracias a mi amigo de la agencia de calificación), pasa a tener un valor de 36.000€. Es decir, hemos creado nuevamente 18.000€ más de la nada, con lo que finalmente tenemos que con 1000€ en metálico que deposito el primer cliente, hemos creado 36.000€ más que ahora tenemos en metálico, y que de nuevo volverán a pasar por los procesos de la refractación del dinero, de los intereses y de la titulización de los nuevos créditos.

La materia prima de la industria financiera es el dinero y si este falta no hay negocio, por lo que la maquinaria de este proceso cíclico de creación de dinero no puede parar. Como ya expreso el barón M.A. Rothschild en su célebre frase: “sólo denme el control sobre la moneda circulante de las naciones, y no importará quién escriba las leyes”. Este control privado sobre la creación del dinero nos ha llevado al siguiente escenario: en el mundo, a día de hoy, existe un PIB mundial de unos 45 billones de dólares, medida económica que sirve de referente para la creación de dinero y para respaldo del mismo (después de que se abandonara el respaldo del valor oro en 1971). Aun así, el dinero existente en circulación en el mundo asciende a la friolera cantidad de 5.425 billones de dólares. En consecuencia, ante una quiebra total del sistema económico, 5.380 billones de dólares quedarían al descubierto y sin respaldo alguno.

Más de la mitad de todo ese dinero se encuentra inmerso en la llamada economía especulativa, es decir, en los mercados financieros y el resto en la economía productiva de los mercados de bienes y servicios. Y, ¿qué diferencia existe entre ambos mercados? Mientras que en el mercado de bienes y servicios el dinero se emplea para producir bienes que satisfacen necesidades de la sociedad (casas, coches, alimentos, ropa, etc), en el mercado financiero el dinero simplemente genera dinero sin producir nada, es decir, al dinero se le agrupa en sofisticados paquetitos, a los cuales se les ponen nombres super fashion, y se les introduce en el horno del mercado de valores para de repente subir como si de un bizcocho se tratara, sin satisfacer ningún tipo de necesidad en el proceso que no sea la mera codicia de sus titulares.

Y ahora la pregunta que seguramente se estará haciendo es: ¿Cuál es el techo de creación de dinero de ese ciclo (refractación-intereses-titulización-refractación-intereses……)? La consecuencia de ese proceso cíclico es que se crean burbujas económicas que acaban explotando con el consiguiente parón momentáneo del proceso hasta que los Estados vuelven a inyectar dinero público, para rápidamente refugiarse en la especulación de cualquier otro bien susceptible de ser especulado y vuelta a empezar. El mejor ejemplo de ello es la nueva burbuja especulativa que se está tejiendo con la compra de Deuda Pública por parte de los mercados financieros y que se está agravando día a día ya que los Estados europeos ya no pueden financiarse directamente a través de sus Bancos Centrales, ni del BCE, sino que los bancos privados son los que piden prestado al BCE al 1% de interés y a su vez los bancos privados les venden a los Estados hasta al 7% de interés, siendo todo ese margen beneficio que, sin mover un solo pelo, se llevan los bancos privados prestándole a los Estados su propio dinero. Por ello, el único modo de poner fin a estos ciclos perversos es que los gobernantes se conciencien que no pueden seguir patrocinando y rescatando a aquellos que lo único a lo que se dedican es a especular con el dinero.

A día de hoy, a pesar de que los bancos, gracias a la generosidad pública, han recobrado su liquidez, el crédito para el mercado productivo fluye a cuenta gotas y aquel que llega, arriba a las grandes empresas multinacionales, las cuales a su vez están empleando gran parte de este a invertirlo en el mercado financiero ya que les está reportando más dividendos gracias a la información privilegiada con la que cuentan, dejando por ello de serles tan atractivo invertir en la producción de bienes y servicios a la que se han dedicado siempre.

En conclusión, la economía especulativa de los mercados financieros no necesita a los consumidores ni a las empresas dedicadas a la producción de bienes y servicios. Sólo necesita que todos y cada uno de nosotros, de nuestras empresas y del dinero público de nuestros Estados apuesten en su gran casino de la bolsa. Así que, no pierdan tiempo y ¡hagan juego!, y si se animan, pues, como decía el anuncio de una antigua caja de ahorros: “hágase banquero”.

Miguel Ángel Escobedo Cortés
            

jueves, 21 de julio de 2011

DINERO Y CONCIENCIA ¿A QUIÉN SIRVE MI DINERO?

HISTORIA DE UNA ECONOMÍA MUTANTE

Historia de una Economía Mutante.

Causas de la crisis económica

El capitalismo en Occidente desde comienzos del siglo XX viene presidido por las teorías económicas de Keynes y Friedman. Ambos defendían al sistema capitalista como el mejor para el desarrollo de la economía, pero cada uno con sus matices. El primero mantenía que la intervención del Estado debía de darse exclusivamente durante los períodos de recesión para dar un impulso a la economía en áreas como la política fiscal, el desempleo, la política monetaria, etc, mientras que durante los períodos de expansión debía abstenerse de intervenir. Friedman pensaba que el Estado no debía intervenir en ningún momento ya que, en una economía de libre mercado, los mercados se autorregularían a sí mismos. Lo que Friedman no tuvo en cuenta en su ecuación fue la variable de la ética de las personas. Las causas de la crisis en la que hoy nos encontramos se deben precisamente a valores éticos como la codicia y el egoísmo, los cuales han llevado a la economía a regirse por principios de beneficios a corto plazo y enriquecimiento instantáneo, que han convertido al mundo en injusto, desigual, carente de conciencia hacia el medio ambiente y que abusa de los recursos para alimentar un consumo irracional. En un mundo así, el final del camino es el colapso y la autodestrucción.

La crisis se ha ido desarrollando durante varias etapas, donde en un principio la economía estaba basada en las necesidades de la demanda, más tarde en las necesidades de la oferta, para finalmente convertirse en una economía basada en las necesidades del sector financiero. Estos momentos no son necesariamente consecutivos, sino que en algún momento o lugar se han podido solapar, complementar o darse al mismo tiempo.

Una economía basada en las necesidades de la demanda
En este momento aun no se dan lo elementos de etapas posteriores para el surgimiento de la crisis actual. Aunque el mundo nunca fue un lugar perfecto, la producción en este instante esta enfocada a satisfacer las necesidades de la población, no estando ambas contaminadas por la publicidad y la moda, siendo los beneficios una consecuencia del libre mercado y no un fin en sí mismo. En definitiva, el consumo se realiza dentro las necesidades y posibilidades de la población. 

Aún se mantiene la filosofía de durabilidad del producto atendiendo a una competencia basada en la relación calidad/precio.

Una economía basada en las necesidades de la oferta
En esta etapa la economía pasa a estar presidida por un consumo que está por encima de las necesidades aunque aun dentro de las posibilidades de la población. Los empresarios empiezan a ver en la publicidad y en la moda una herramienta genial para así inducir a la gente a un consumo que en nada tiene que ver con las buenas intenciones de darles a conocer lo que necesitan, sino con producir y vender aquello que quieren hacer creer a la gente que necesitan para así tener más beneficios. La producción ya no se realiza acorde a las necesidades de los consumidores sino en función a las expectativas de los empresarios, amparadas por el posible éxito de las campañas publicitarias y la moda. Además, se introduce la filosofía de la obsolescencia planificada del producto (aparatos electrónicos que quedan obsoletos al poco tiempo de comprarlos, vestuario que queda desfasado por la presión de la moda, entre otros muchos productos), perdiéndose el valor calidad/precio y pasando a regirse la competencia por la capacidad de absorción de los mercados a través de los monopolios y por la cantidad de producción puesta en la calle. Esta producción desenfrenada empieza a generar excedentes que hacen peligrar la estabilidad de los precios, llevando a empresarios y gobiernos  a un debate: dónde colocar los excedentes para que no se pierdan y a su vez no hagan subir los precios. Estos excedentes son los que van a configurar el factor psicológico del Estado del Bienestar, ya que la gente comienza a asociar el bienestar a estos. Haciendo una metáfora, el bienestar sería que abriéramos la nevera y tuviéramos la certeza que, una vez consumido de su interior todo lo que necesitáramos, algo se nos tendría que caducar. De lo contrario tendríamos la sensación de vivir en la escasez.

La Unión Europea y la Unión Económica de Estados de Norte América (NAFTA) se les ocurrió que podrían colocar los excedentes en los países en vías de desarrollo y del Tercer Mundo, aunque se encontraban con un problema, ya que los costes de producción de esos países eran mucho más bajos que los de nuestro cortijo del bienestar y nuestros productos no serían competitivos. El problema lo solucionaron subvencionando tanto los productos como el transporte que los llevaría a su destino, teniendo así un coste de producción que permitiera competir en el exterior a nuestros excedentes. Esta solución fue hipócrita a la vez que perversa, ya que iba en contra de todos los principios del libre mercado respecto a la no intervención en los precios, con la fatal consecuencia de que se desplazaba del mercado a los productos autóctonos de los países en vías de desarrollo y del tercer mundo a donde llegaban nuestros excedentes, deteriorando aun más la ya de por sí precaria economía de esos países, a los que en la siguiente etapa llegamos como salvadores con nuestros préstamos. Estas prácticas se sumaron al endurecimiento de las políticas Arancelarias y de Inmigración de nuestras fronteras del bienestar, llegando un sociólogo del Tercer Mundo a decir: “esto es una situación insostenible e incompresible, por favor, déjennos vender nuestros productos en nuestro país o déjennos venderlos en los suyos, de lo contrario tendrán que importar a nuestra gente para que pueden comer.” Parece ser que hicimos caso omiso a estas plegarias, pasando a ser nuestra forma de vida, entre otras cuestiones, responsable directa de las tragedias que se suceden día a día con motivo de la inmigración ilegal.

Una economía basada en las necesidades del sector financiero
Esta etapa se caracteriza por el protagonismo del sector financiero en la vida económica de la humanidad. El consumo se sigue desarrollando por encima de las necesidades, pero el cambio de la economía de ahorro de anteriores épocas pasa a sustituirse por una economía de deuda que lleva a la gente a consumir también por encima de sus posibilidades. Los bancos ven su oportunidad, en una economía lanzada a un consumismo desenfrenado, de seguir sacando rédito potenciando a un más la locura, inundando las calles de préstamos con los que harían el negocio de sus vidas.

La Globalización fue un gran invento de esta época, la cual se creó para servir sólo y exclusivamente a fines económicos y financieros. Esta se hizo necesaria después de que los bancos agotaran sus reservas de dinero, teniendo la necesidad de pedir a otros bancos para seguir lucrándose prestando el dinero de la gente. Un banco que no tenía liquidez pedía dinero a otro banco de su país o del extranjero y a cambio aquel le pasaba títulos de crédito. De momento la política monetaria aún estaba basada en el valor oro, es decir, los Estados emitían tanto papel moneda como valor en oro tenían. Pero eso era un problema para el sector financiero ya que algún día no se podría emitir más. La economía en este momento volvió a adaptarse para aquellos que intentan lucrarse a cualquier precio. Los criterios del valor oro que presidieron durante siglos las políticas de emisión de moneda fueron cambiados por los del Producto Interior Bruto (PIB), comenzándose así una carrera infinita de crecimiento de la economía para así sostener la emisión de dinero que saciara la codicia de unos pocos.
Ahora la economía crecía a un ritmo medio de entre el 2% y el 3%, por lo que todos los años se podría emitir más dinero para seguir prestando más. A día de hoy el PIB de España es alrededor de 1 billón de euros y la deuda privada es más del doble. El interés de los préstamos está en una media del 3%, por lo que el beneficio de la deuda privada apalancada es más que lucrativo. Pero la codicia no tiene límites así que la cantidad de dinero emitido que permitía el margen de crecimiento del PIB dejó de cumplir las expectativas de lucro para algunos. Es en ese momento en el que a alguna mente iluminada se le ocurre que podrían aumentar los beneficios creando una burbuja económica en el sector inmobiliario.
Para eso hicieron dos cosas:

-        Hipotecas Subprimes: Buscaron nuevos clientes a los que poder prestar dinero. Estos clientes serían personas con pocas garantías de solvencia a los que les cobrarían unos intereses más altos de lo habitual. Con el tiempo pasó lo que habitualmente suele pasar cuando se presta dinero a alguien con dudosa solvencia: que no paga.

-        Ampliaciones de hipotecas: Para llegar a aquellas personas que ya tenían préstamos hipotecarios, propiciaron las ampliaciones de hipotecas. Los bancos tienen el control de las agencias de tasación de inmuebles, por lo que los precios de estos fueron manipulados al alza, de forma consciente, para seguir alimentando el deseo de beneficios a corto plazo de las entidades bancarias y del enriquecimiento rápido de sus titulares. Aquellos que estaban endeudados entre 60.000 y 100.000 euros fueron animados a ampliar sus hipotecas en uno, dos y hasta tres ocasiones, invitándoles a disfrutar del viaje que tanto soñaban, del coche que tanto les gustaba o con la reforma de la casa que tanto necesitaban. En pocos años, el valor inicial de una casa llegó a triplicarse, pero no sólo el valor, sino también el endeudamiento de la gente, incentivados por los cantos de sirenas de unos bancos que no sólo tenían el control de nuestro dinero, sino también el de los precios de las casas.

Todo este cúmulo de irresponsabilidades por parte del sector financiero provocó la quiebra técnica de muchos bancos los cuales han sido rescatados por los gobiernos. Es decir, a los bancos se les permite hacer negocio con el dinero del pueblo; no producen nada y, sin embargo, por el mero hecho de prestar este dinero a otras personas obtiene beneficios más que lucrativos. Pero no conforme con esto, exponen el dinero en préstamos de alto riesgo, inflan los precios de un bien, como es la vivienda, que está considerado con un derecho esencial para las personas, las hacen endeudarse hasta el límite de lo imposible, y finalmente, cuando todo esto hace colapsar la economía, llevándoles a la quiebra, aluden a principios intervencionistas totalmente contrarios de los que propugnan para el pueblo. Es decir, le piden al gobierno que les inyecte dinero del pueblo para solucionar sus excesos (dinero por cierto que no se emplea para seguir manteniendo la liquidez financiera destinada al consumo del pueblo, sino para cubrir sus propias deudas, así como para inversiones en sectores más rentables que les sigan dando sus deseados beneficios) mientras que presionan a los gobiernos para que hagan reformas sociales y privaticen Servicios Públicos, perjudicando a aquellos que no han tenido nada que ver en esta crisis.

Pero esto no acaba aquí. Ahora, aun en la situación de desconfianza económica a la que nos han llevado, el sistema financiero sigue teniendo la voraz necesidad de prestar dinero que le continúe dando sus codiciados beneficios. En este instante los préstamos se dirigen a los Estados en forma de rescate. El control que el sistema financiero y los lobbies del dinero ejercen, a través del mercado de valores, sobre los supra-Estados obligan a estos a presionar a los países más humildes de su entorno, forzándolos a emitir deuda a un alto interés los cuales, si se niegan, les lanzan rumores a través de las agencias privadas de calificación de crédito (Moddy’s Corporation) respecto a sus economías y hacen caer en picado en el mercado de valores a las grandes empresas que sustentan sus PIB, llevando a estos países a la quiebra y viéndose obligados a aceptar los rescates, es decir préstamos, a un interés indecente de aquellos mismos que antes prestaron a sus conciudadanos y que ahora se los prestan a través de sus Estados para seguir endeudándolos.

Estas políticas de economía de deuda ya fueron empleadas después de la segunda guerra mundial en los países del Tercer Mundo, aunque en ese momento los préstamos se hicieron a los gobiernos y no a la gente como se hiciera más adelante dentro de nuestras fronteras del bienestar. Fueron vendidas como políticas de ayuda al desarrollo, pero no fueron más que caballos de Troya para controlar a aquellos países que contaban con recursos que occidente necesitaba y que quería al mejor precio sin tener que usar invasiones, ejércitos, ni bombas, aunque cuando los préstamos no eran aceptados esos medios eran, y aun lo son, usados igualmente (pero eso ya es otra historia que tiene que ver con la industria de la guerra), justificándose en pro de la democracia, la paz, los derechos humanos y que en el fondo no eran más que motivos económicos. Estas políticas de préstamos al desarrollo llegaron a países como Irán, Túnez, El Congo, Yemen, Egipto, Latino-América y muchos más. La estrategia, en primer lugar, era convencer al gobierno del país en cuestión de que querían ayudarle a su desarrollo económico y para ello se les concederían préstamos para la construcción de escuelas, hospitales, parques, puentes, carreteras, etc. Pero el dinero no iría a manos de esos gobiernos, sino que pasaría a manos de empresas constructoras de los países prestatarios. La segunda parte de la estrategia vendría cuando el gobierno que había recibido el préstamo era consciente de que la capacidad económica de su país no era capaz de hacer frente a la deuda adquirida. Entonces el gobierno del país prestamista exigía al país prestatario, como alternativa al pago del préstamo, que privatizara sus recursos para que le concediera la explotación a sus empresas a precios de risa, que privatizara servicios públicos y que redujera y hasta extinguiera las normas sociales, medio ambientales y arancelarias (entre otras) para que sus empresas pudieran afincarse en esos países en los que obtendría mano de obra barata y en los que no tendrían que invertir dinero, tiempo ni esfuerzos en formas de producción no contaminantes. Esto ha hecho proliferar gobiernos corruptos en el Tercer Mundo que han alimentado las mejoras de nuestra forma de vida dentro de nuestras fronteras del bienestar, propiciando la destrucción y contaminación del medio natural en esos lugares y la explotación de personas,  hasta menores de edad, para el trabajo en unas circunstancias de cuasi esclavitud, y todo ello con la connivencia de los gobiernos del mundo occidental.

La realidad del sistema financiero es que han prestado tanto dinero que ya no les queda nada (sólo tienen títulos de crédito) y ahora necesitan conseguir más dinero a cualquier costa para seguir alimentando su negocio. ¿y dónde está el dinero que quieren? Esta en las Cajas de Ahorro que no controlan, en las arcas del Estado que se emplea para los pilares del bienestar (Sanidad, Pensiones, etc). Para acceder a este dinero los bancos están presionando a los gobiernos para que se privatice todo esto, por lo que finalmente la gente se verá obligada a contratar seguros de pensiones y seguros médicos (los cuales sí cotizan en bolsa) para asegurar su jubilación y su salud. La cuestión es que el gobierno está cediendo a todas estas demandas del sector financiero, poniendo a disposición de los bancos el dinero de las Cajas de Ahorros, planteando reformas que llevan a la reducción de salarios, al copago de los gastos de asistencia en la Seguridad Social, así como a la inestabilidad de las pensiones. En definitiva, el sistema financiero está presionando al gobierno para que asegure su cartera de valores robándoles la cartera a los ciudadanos.

Les salió tan rentable esta estrategia en el Tercer Mundo que han exportado el modelo a nuestra zona del bienestar para seguir haciendo lo que mejor saben hacer: “chuparle la sangre al pueblo”. Los grupos financieros saben que si logras tener a la gente tan cargada de préstamos a largo plazo y las mantienes entretenida con deportes, reality shows y las vidas sexuales de los famosos, podrás controlar sus deseos y sus decisiones financieras. Es decir, que podrás manipularla y explotarla. La gran parte del dinero de los rescates realizados a los bancos ha ido destinada a la financiación del negocio del deporte, el cual parece que en épocas de crisis es mucho más rentable. Deportes como la Fórmula 1 y el fútbol son un claro ejemplo de cómo, determinados magnates de la construcción, han vuelto al negocio del deporte cuando la burbuja inmobiliaria empezó a caer. Lo mismo está sucediendo con las empresas de comunicación respecto a las canales de televisión más influyentes. Las grandes fusiones están socavando el libre mercado y la libertad de información, ya que, cuantas menos entidades participan en la propiedad de los medios de comunicación, mayor es la probabilidad de que el público reciba información poco objetiva.       

Del Capitalismo liberal al Comunismo privado
La inducción a un consumismo irracional apoyado por una financiación surrealista ha desembocado en una forma de vida basada en una deuda sin límites la cual ha generado un problema de difícil solución. El Libre Mercado ha dejado de estar gobernado por esa mano invisible, que Adam Smith definió como las fuerzas existentes entre los agentes económicos que llevarían a los precios a un perfecto equilibrio, para pasar a estar gobernado por otra mano pero visible, conformada por la fusión de grandes conglomerados de empresas multinacionales y grupos financieros que han aprovechado toda esta situación para aumentar su riqueza, beneficiándose ahora de sus recursos y de información privilegiada para construir nuevos imperios que compiten con los gobiernos por las cuotas de poder. Esto está ocurriendo en la actualidad. De seguir este ritmo, todos los grandes sectores podrían estar absorbidos por grandes corporaciones internacionales que convertirán la economía de mercado, basada en la competencia, en una economía planificada donde las cualidades del trabajador no podrán ser moneda de cambio para competir por un puesto mejor, sino que este tendrá que adaptarse a lo planificado por el nuevo imperio económico. En definitiva, los deseos del neoliberalismo de desregulación de la economía, junto con la pasividad e impotencia de nuestros gobernantes, podría conducirnos a una espiral monopolística que desembocará en la creación de una gran Corporación Mundial que lo controlaría todo. Esto daría paso a un nuevo régimen económico: el Comunismo Privado o Corporatocracia.





Soluciones

Acabar con la falacia de que la economía está basada en recursos escasos.
El gran problema al que se enfrenta siempre la maquinaria de producción es al del consumo energético. El precio final de todas las cosas penden siempre de la especulación de lo mismo: de los recursos energéticos derivados de combustibles fósiles. A pesar de que hay alternativas más que suficientes para prescindir de estos recursos tan contaminantes, los intereses de las grandes multinacionales petrolíferas hacen imposible un cambio creíble y eficaz.

Existen energías alternativas no contaminantes que no están siendo utilizadas de una forma eficiente. Según un estudio de la universidad de Standford, si se aprovechara el 20% del potencial conocido de la energía eólica se satisfaría las necesidades energéticas de todo el mundo. La radiación que cae en la superficie de la Tierra es alrededor de 10.000 veces más de lo que el planeta usa. La energía mareomotriz se podría utilizar en zonas propicias como Reino Unido, la cual podría aportar el 34% de la energía consumida por este país. La energía undimotriz puede tener un potencial global de 80.000 teravatios, lo cual representa el 50% de la energía del planeta. Según el Ministerio de Industria y Tecnología de EEUU, con la energía geotérmica se podría satisfacer las necesidades del mundo para los próximos 4.000 años. Uno de los mayores yacimientos de energía se encuentra en la ionosfera. Este descubrimiento fue hecho por el científico Nicola Tesla. Este observó que el movimiento de rotación de la Tierra generaba una fricción con el espacio exterior que hacía que la energía generada por este fenómeno, junto con la energía de partículas provenientes del espacio y del Sol, se acumulara en la capa alta de la atmósfera. En 1893, Nicola Tesla consiguió electrificar  la expo de Chicago sin un solo cable. Nicola Tesla, como tantas otras mentes brillantes de la historia, fue finalmente desterrado al olvido por su actitud altruista y sus deseos de que sus inventos aportaran a la sociedad riqueza, prosperidad y desarrollo de una forma sostenible, limpia y gratuita. Hay mecanismos de energía libre, pero son poco conocidos. Estos incluyen al motor magnético, motor eléctrico, motor de agua, fusión fría, energía de punto cero, entre otros. Este desconocimiento es debido a la ocultación y censura de las patentes de inventos innovadores por parte de las grandes multinacionales de la energía y del gobierno de los EEUU, los primeros en defensa de su gran monopolio y el segundo en defensa de la seguridad nacional del país, justificándose así hasta el secuestro de las patentes que atañen a la energía [Título 25, United States Code (1952), secciones 181-188](la pena establecida en esta norma es de 20 años de prisión para el que sigua investigando el invento de la patente secuestrada).

Existe energía sin límites para poder abastecer a toda la humanidad y de forma limpia y barata, sin necesidad de estar dependiendo del carbón y de los derivados del petróleo, los cuales nos condenan a vivir en una economía basada en la escasez. Simplemente, esta nueva visión de la economía basada en recursos abundantes llevaría al traste al monopolio que tanto poder les ha dado a unos pocos, los cuales utilizan la escasez para especular con los precios a su antojo. Eso pasa también con los alimentos. Los países hacen reservas deliberadas de cereales y grano, entre otros, consiguiendo una oferta controlada de este producto para que no bajen los precios, haciendo así de la escasez una herramienta perfecta para la especulación. La nueva moda de los Biodiesel está propiciando también escasez en los cereales y el grano, al ser estos parte de su materia prima. Durante una entrevista, le preguntaron a un congresista de los Estados Unidos si se podría dar de comer a todo el planeta. Este respondió que sí, que alimentos había, pero lo que no había era dinero suficiente para poder pagarlo.
Esa es la realidad de esta historia: una ecuación donde dinero y beneficios desplazan al hombre del centro de interés.

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El concepto de escasez ha sido también adoptado por la medicina y la industria farmacéutica. A comienzos del siglo XX, René Quintón, médico, demostró los beneficios que el agua de mar puede tener en muchas clases de enfermedades. Las técnicas de Rene Quinton fueron llevadas a los ejércitos de occidente durante la primera Guerra Mundial, llegándose incluso a ser inyectada en los soldados ante la ausencia de plasma sanguíneo al ser el agua de mar, según sus investigaciones, equivalente en propiedades. Después de la guerra, la teoría de Rene Quinton fue abandonada por la sencilla razón de que el agua de mar tenía un problema: era abundante y gratuita. Se demuestra, de nuevo, que el capital siempre se dirige a donde hay rendimiento y no al bien común. Cómo cuestión de actualidad, relativa al único interés de la industria farmacéutica en los beneficios, baste comentar la cantidad de ventas en 2009 de vacunas de la “gripe A” que se hicieron a los Estados, según recomendación de la OMS, y que ha generado un gasto público increíble, no sabiendo qué hacer ahora en 2011 con tantas vacunas que no se han utilizado.

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En definitiva, un mundo mejor, sostenible y sin contaminación, con recursos abundantes puesto a nuestra disposición por la propia naturaleza, es posible. Energía, agua, alimentos y salud serían bienes asegurados con un coste mínimo, por lo que el bienestar pasaría a ser provisto por la propia abundancia de la naturaleza y no por una inestable y estresante economía-ficción basada en la escasez.

La sociedad tiene que cambiar y las políticas tienen que actuar de forma que estén por encima de las multinacionales y no que sean las multinacionales las que dirijan a los políticos, porque estos son elegidos por y para el pueblo.

Debemos cambiar el chip al que nos han estado sometiendo durante años y comprender que siendo marionetas inertes manejadas al antojo por el poder económico, nuestra libertad es nula y seremos dirigidos por verdaderas mafias dictatoriales que nos hacen creer que vivimos en un mundo democrático. Con el fútbol, la prensa rosa y los medios de comunicación extremistas y sin ética profesional; anulan nuestra voluntad y no nos deja mirar más allá del espectáculo confeccionado para taparnos los ojos y convertirnos en una manada egoísta que no piensa.

Nadie tiene el derecho de arrebatar el verdadero progreso de la humanidad. De nosotros depende el cambio de conciencia.

Adoptar un Valor sostenible y un consumo razonable.
Hace falta crear un sistema económico creíble, basado en valores estables como en su día lo fue el oro. No es lógico un sistema económico basado en el PIB que sólo busca seguir alimentando el crecimiento infinito de la producción y del consumo, crecimiento el cual seguirá generando más deuda, polución y precariedad socio-laboral.

Toda la producción y el consumo que ha habido durante los últimos años han sido con dinero electrónico sin ningún respaldo de valor por parte de los Estados, creando una insostenible realidad basada en una economía-ficción.

Tal es así, que las cifras que arrojan los pilares que sostienen nuestra economía son las siguientes:


Valor en Oro en el mundo: 3,5 billones $
PIB Mundial: 43,6 billones $
Dinero en el mundo: 5.543 billones $


Como se puede comprobar en las cifras, la producción y el consumo de la economía mundial están apoyados en el crecimiento especulativo del dinero sin respetar los parámetros de respaldo del PIB al que se debe ceñir.

Para colmo, desde hace más de un año, hay una nueva tendencia especulativa que sigue creando burbujas, ahora especulando con el oro y con el nuevo pelotazo del intercambio de emisiones contaminantes.

La vuelta al Valor Oro como respaldo de la economía ya no es posible, por la sencilla razón de que la cantidad de dinero en el mundo, creado de la nada, supera ya ampliamente al oro existente (dinero 5.543 bill.$, Oro 3,5 bill.$). Si, aún así, a día de hoy se decidiera respaldar la economía nuevamente con el Oro, se tendría que equipar el valor Oro al dinero. Teniendo en cuenta que en el mundo existe, extraído de las minas, unos 3 millones de onzas de Oro, su valor ascendería a una descabellada cifra de 1 millón 847 mil $. La onza son 28,3 gramos, por lo que el valor del gramo ascendería a 80.300 $ a diferencia de los 42,3 $ que vale a febrero de 2011.

Se hace indispensable buscar nuevas alternativas que nos saquen de esta espiral de crecimiento absurdo que va a llevar al sistema económico al colapso. El profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, en su informe “A favor del decrecimiento económico”, explica como alternativa a la salida de la crisis la aplicación del valor “huella ecológica” como nueva referencia para la economía, la cual mantiene una mayor sensibilidad con el medio ambiente, fomentando un consumo responsable de acuerdo con el equilibrio entre capacidad de abastecimiento y regeneración de la Tierra y el consumo medio por persona. 
En definitiva, mayor consumo no es equivalente a mayor felicidad, así que, viendo cómo está el panorama actual, no estaría de más ir abandonando antiguos paradigmas como el PIB para ir abrazando otros que preserven a nuestro planeta, no sólo para los que estamos, sino para los que quedan por llegar.




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Mayor control al sector financiero y a la usura.
Si hoy nos planteáramos saldar el total de la deuda, tanto privada como pública, nos daríamos cuenta que, una vez aportado todo el dinero que hay en circulación, aun quedaría pendiente por pagar más del 70% de una deuda que no podremos pagar jamás porque ya no existe más dinero, ya que el dinero real emitido es el respaldado por el PIB.

Esta situación ha sido agravada a su vez por el interés del dinero, el cual ha ido aumentando progresivamente el volumen de la deuda, intereses los cuales fueron prohibidos durante determinadas etapas de la historia por considerase nocivos y atentatorios contra el pueblo, consecuencias las cuales estamos viviendo en esta época en primera persona.

En los extremos de la solución se encontrarían, en uno la nacionalización de la banca y abolición de la usura, y en otro continuar en esta situación insostenible. Está claro que los extremos nunca fueron buenos, pero urge articular medidas que eviten actitudes empresariales de los bancos que nos lleven a situaciones financieras como las actuales, medidas tales como la aplicación de tasas a la actividad bancaria, ingresos que generaría liquidez para atender a momentos como este y no tener que disponer del dinero del pueblo para rescatar a los bancos por actitudes empresariales totalmente privadas.

Otra medida sería la aplicación de cláusulas de revisión de los contratos hipotecarios. Estos contratos se fundamentan en el mismo principio “pacta sunt servanda” que los Convenios Colectivos entre patronal y representantes de los trabajadores, principio que ha sido obviado, en atención al principio de oportunidad, para atender así las necesidades de la economía del país, recortando salarios de los empleados públicos. Este principio también podría ser obviado en los contratos hipotecarios, introduciendo el Estado la cláusula de revisión de los contratos hipotecarios mediante la cual, aquellas economías domésticas que vieran agravada su situación económica al estar más alto su deuda hipotecaria que el propio bien hipotecado, podrían adaptar su deuda a una situación más real. Sería una manera de llevar justicia social a una práctica financiera que ha provocado que las familias se endeudaran con lo que no tenían, fiándose de los buenos augurios que las agencias de tasación de viviendas les prometían, agencias estas que en todo momento han estado controladas por los bancos que concedían los préstamos.

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Asumir nuestra responsabilidad como consumidores.
Desde hace tiempo la gente cuenta poco en la toma de decisiones desde su calidad como ciudadano. En un sistema económico en el que lo que interesa es el consumo a toda costa, la figura como consumidor cobra relevancia respecto a la de ciudadano. Poco importa ya a quien se vota, izquierda, derecha o centro, lo que piensa el pueblo, al margen del simple voto, importa un pimiento. Por ello, iniciativas de presión al estilo de las webs www.greenamerica.org y www.responsibleshopper.org  haría que nuestra posición como consumidores ganara enteros. En estas páginas webs se pone al descubierto datos y estadísticas de empresas respecto a sus comportamientos sociales y medioambientales, así como las empresas que son proveedoras de material de guerra para construir armas.

En Internet hay mucha información disponible. Aunque las fuentes no son siempre fiables, se actualizan constantemente y se mejoran cada día. Google y otros motores de búsqueda son buenos recursos para asegurarnos de que obtenemos los datos más actuales. Estas técnicas innovadoras nos permitirán discernir mejor lo que compramos, haciendo correr la voz del compromiso de las empresas con el respeto a los principios de responsabilidad social y medioambiental.   YouTube - La Economía Humanizada


Establecer políticas fiscales más equitativas.
Referente a este asunto, pongo una transcripción literal del artículo publicado en diario digital “Público.es”, referente a las SICAV. En él se detalla la falta de equidad en las políticas fiscales entre el ciudadano de a pie, que paga un 18% por sus rendimientos de capital, y las grandes fortunas que tributan al 1% mediante el instrumento de las SICAV:

“El Gobierno acaba de anunciar su intención de incrementar la tributación de las rentas de capital en el IRPF. Actualmente, los rendimientos de capital, intereses, dividendos… tributan al 18%, frente a la tributación de las demás rentas, fundamentalmente rendimientos del trabajo, que tributan a un escala progresiva del 24 al 43%. Con independencia del efecto recaudatorio, imposible de calcular, pues no se sabe cuánto subirá esta tributación, a algunos les ha parecido un avance en la justicia fiscal. Otros, en cambio, han considerado que supone un agravamiento de la brecha entre el ciudadano de a pie, que paga un 18% por sus rendimientos de capital, y las grandes fortunas que tributan al 1% mediante el instrumento de las SICAV.

Para tener una opinión fundada sobre este tema es imprescindible conocer qué es teóricamente una SICAV, para qué se utiliza en la práctica y qué importancia económica tiene. Una SICAV, sociedad de inversión de capital variable, es –o mejor dicho, debería ser– una Institución de Inversión Colectiva, cuya finalidad es la inversión en los mercados financieros. Tiene requisitos mínimos de capital y, sobre todo, debe contar con 100 inversores como mínimo (por eso debería ser colectiva). Por esa razón, goza del régimen de instituciones de inversión colectiva: tributación al 1% y después al 18% sobre los dividendos o ganancias de capital cuando el inversor retira el dinero. Este es el mismo régimen fiscal que cualquier fondo de inversión, y muy similar a invertir de forma individual en bolsa, por ejemplo. El fundamento de que cualquier institución de inversión colectiva tribute al 1% es que es un vehículo neutro de inversión, en el que el inversor pierde el control de su dinero hasta que desinvierte o recibe un dividendo y, en ese momento, tributa como si hubiese vendido los productos financieros que adquirió a través del fondo. Sin embargo, si un solo inversor tiene el control total del fondo, este ya no es una institución de inversión colectiva, y el inversor nunca pierde el control sobre su dinero. Hasta aquí la teoría. En la práctica, las SICAV se utilizan exclusivamente para la gestión individual de carteras de grandes patrimonios. En este momento hay cerca de 3.369 SICAV, con un patrimonio bajo gestión de más de 27.000 millones de euros (casi 4,5 billones de pesetas).

La pregunta que inmediatamente le surgirá al lector es cómo se transforma una institución de inversión colectiva en gestión individual de carteras. La respuesta es sencilla: introduciendo 100 inversores, que realmente no invierten; teniendo el control absoluto una sola persona o, como mucho, un grupo familiar. En el argot financiero, a estos inversores ficticios se les conoce como mariachis. Se les llama así, parafraseando la ranchera: “Con dinero y sin dinero, yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley…”. Ante esta situación generalizada, la Inspección de Hacienda inició en 2005 un plan de control de estas entidades. En la casi totalidad de los casos, la Inspección consideró que la mayor parte de los inversores eran ficticios, y levantó acta, exigiendo la diferencia entre el 35% al que tributaban entonces las sociedades y el 1% que habían aplicado indebidamente.
El resultado de las inspecciones no pudo ser más desalentador: las Cortes Generales le quitaron la competencia del control fiscal de las SICAV a la Inspección de Hacienda, trasladándosela a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Posteriormente, el Tribunal Económico Administrativo Central fijó doctrina, considerando esa modificación retroactiva y anulando, en consecuencia, todas las Inspecciones. Desde ese momento, la CNMV nunca ha considerado que una SICAV no cumpla los requisitos. En nuestra opinión, y con la perspectiva que da el paso del tiempo, lo más grave no es la tributación al 1%, sino los medios por los que se consigue. No es de recibo que en un Estado de Derecho los beneficios tributarios se consigan contratando mariachis, es decir, inversores ficticios, lo que en otros ámbitos se denomina testaferros. En segundo lugar, no se puede compartir que el único beneficio fiscal que no fiscalice la Inspección sea precisamente el tipo del 1% de las SICAV. Ante esta situación, la revisión del sistema de tributación de las SICAV debería formar parte de lo que la vicepresidenta ha denominado “revisión global del sistema tributario”. En este tema hay que conjugar dos intereses. En primer lugar, no se puede volver a dar eficacia retroactiva a una modificación, ya que podría tener un efecto negativo en la localización de los capitales inversores en España. En segundo lugar, es necesario dar un mínimo de legitimidad al sistema, estableciendo una tributación que, aunque sea beneficiosa, no sea puramente simbólica y, en consecuencia, absolutamente escandalosa.

En este tema hay que tener presente que, aunque el gran capital sea volátil, la localización de SICAV en España no garantiza que inviertan sus recursos en España. Las SICAV invierten en diversos mercados, ya que hay libertad de circulación de capitales. Si lo que conocen las grandes fortunas es el mercado español, seguirán invirtiendo aquí, aunque sea desde otras plataformas. Además, deslocalizar no es fácil no es barato y, en cualquier caso, no está exento de riesgos. Además, aunque alguna se deslocalice, no se perderá una gran recaudación.

En conclusión, dar un tratamiento fiscal más razonable a las SICAV no permitirá obtener una recaudación ingente que pueda solucionar la situación fiscal, pero sí permitirá que exista una mayor conciencia tributaria de los ciudadanos, lo que es imprescindible para luchar contra un elemento que parece estar detrás de la gran caída recaudatoria: el fraude fiscal.”

Francisco de la Torre Díaz, Portavoz de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE)



Conclusiones
Los gobiernos están siendo reemplazados por economías compuestas por grandes conglomerados de multinacionales y grupos financieros que operan fuera del ámbito del control del Gobierno. El dinero (capital) es libre de moverse por cualquier parte del mundo, aunque el movimiento de la gente (mano de obra) sigue estando estrechamente restringido para maximizar el potencial de beneficio en cualquier parte del nuevo mercado mundial. La idea de una nación como entidad soberana responsable ante su pueblo ha quedado como mero decorado dentro de un escenario en el que, detrás de las bambalinas, se encuentran los verdaderos gobernantes. La economía, tal como la conocimos, como medio para servir a los fines del pueblo (cubrir sus necesidades) ha sufrido una mutación provocada por la invasión de los virus de la avaricia, el egoísmo, la codicia, el deseo de poder por el poder. La gente y los países existen, a día de hoy, para servir a la nueva economía mutante, y no al contrario.
Algún día, la historia hablará del siglo XX como la época en la que se perpetró el mayor engaño que se le haya hecho jamás a la humanidad. Existen muchas formas de terrorismo, pero todas tienen algo en común: infundir miedo para que la gente no pueda usar su libertad. Estás políticas económicas de deuda están llevando a mucha gente a vivir tragedias familiares y personales, haciéndoles sentir miedo, a costa del enriquecimiento de unos pocos avaros que sólo piensan en sus cuotas de poder, en los beneficios indecentes a corto plazo y en su lucro personal.
Sin ninguna duda, la vida pondrá algún día a cada uno en su sitio.






Y a pesar de todo, considero que no existen personas buenas o malas, si no que, sencillamente, cualquiera es capaz de lo mejor y de lo peor. Aún así, los que, desde una determinada posición de responsabilidad, de poder, o situación económica, por el mero hecho de poder influir más en la decisiones que afectan a la sociedad, deberían de dar ejemplo, aportando algo más de lo mejor de sí mismos para que, con ese ejemplo, los demás nos contagiáramos y pudiéramos entre todos construir un mundo mejor. Aunque al final, quizá tenga que llover de abajo a arriba.

Así es tal como veo la economía en el mundo. Esta reflexión no está tocada por la verdad absoluta ni tiene por qué ser coincidente con la de nadie, pero a quien pueda servirle, pues ahí queda.


Sin más, recibid un cordial saludo. 


Miguel Ángel Escobedo Cortés 

                                                                 


                                                                


Cita
En el año 1934, Franklin Delano Roosevelt se entrevistó con los líderes sindicales. Después de cuatro horas de discusiones dijo lo siguiente:
“Me habéis convencido de que tenéis razón. Ahora, salid ahí fuera y OBLIGADME A HACERLO.”